Si. Sangro por la herida. Ella te controla la vida y tu no te das cuenta. O como ella dice, tu haces lo que ella dice sin que ella te lo pida. ¿Sabes? Tengo dignidad, merezco respeto y cariño. Yo sé que las cosas fueron muy rápidas, que no te tomaste un tiempo para pensarlo, pero jamás, jamás entenderé como eres tan mazoquista. Luego de todo el daño y las cochinadas que te hizo ella, sigues aún ahí.
Lo que más me duele de todo, es la mentira, la falsedad tuya, el descaro en mi propia cara. Decirme que entre ustedes dos no volvería a pasar algo, que me querías y que, por favor, no me fuera de tu vida, para que 10 minutos después te revolcaras en su cama. Hacerte la molesta cada vez ella llegaba de sorpresa y cada vez que te escribía cuando yo estaba contigo, te lo creía. ¡Qué ilusa yo! Pensar ahora que te encantaba todo eso, pensar que me viste la cara de estúpida durante todo este tiempo.
Es verdad, me dijiste que no querías nada, yo estaba conciente, pero fuiste tú quien involucró nuestros sentimientos, fuiste tú quien me pintó un mundo de fantasías que ni tú misma te creías. Culparla a ella de que todo nos saliera mal, cuando eras tú la que enrollaba todo.
Y peor aún, confundirte en nuestras caras porque no sabías qué le habías dicho a cada quién, y de paso que nos querías a la dos. De verdad, que estúpida fui al creerte todo, al dejarte entrar en mi corazón, dejarte hacer y deshacer conmigo lo que quisieras, ¡para nada! Solo jugar con los sentimientos de dos, porque con una no te bastaba.
Al fin me armé de valor y te lo dije todo, sin importarme nada. Aunque escribo esto con lágrimas en los ojos, con mi corazón destrozado en la mano, queriéndote como a mi vida, te digo que no volveré a caer en tu trampa, en tu engaño. A pesar de que te dije que entendía y permitía muchas cosas, las faltas de respecto y las burlas en mi cara no te las perdonaré. Aunque me duela.
PD.: Soy demasiado débil.